martes, mayo 31, 2011
Brutal,
sentir eléctrica
tu piel chocar
contra resortes punzantes
de la mía encendida.

Dos canicas
dentro de una lavadora,
la centrifugación
es el vaivén,
el alzamiento
de comunicación
de choques,
dos arterias
que apenas antes
de la machacante asfixia,
rancias,
colapsaron.

Abrazo de células,
revive la tensión,
el latido
escalabrado,
rendido
vuelve a bailar
foxtrot de rodillas rabiosas
y sanguinolentos cardenales.

El ritmo,
infinito
y la fuerza,
magna confirmación
del deseo
y de la euforia
sin tarros,
aditivos,
narcóticos.

Dos válvulas
de pulsión primigenia,
la respiración
en collar de perlas
y las neuronas,
perdidas
entre dos frentes ceñudas,
liberadas.
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