miércoles, diciembre 21, 2011
Créeme, lo que te dicen las putas con la mirada no lo consigue nadie. Si un pintor me pidiese consejo para encontrar inspiración, le recomendaría  que se dejase caer por el bulevar del placer y contemplase esos cuerpos dejados de la mano de cualquier divinidad bambolearse con espasmos libidinosos artificialmente adquiridos. Ves la rejilla de sus medias asfixiar los muslos de niñas que un día quisieron ser médicos, modelos, cantantes. El oscuro arrebato que se esconde entre el descaro con el que silban deseos prohibidos a los coches de los hombres tristes. Lo sinuoso de los pechos truncados es mucho más dramático que una golondrina congelándose bajo una montaña de nieve.
Y luego están los ojos, nadie contempla más allá de su coño solícito tras una cartera generosa, y si te atreves a saltar al vacío y lanzar una moneda al destino para olvidar que tu entrepierna está deseando consumar te darás cuenta de que el lado oscuro de la vida puede devorar tus pensamientos. El agujero infinito de las pupilas rabiosas es como una puñalada en el nervio del meñique, donde duele como holocaustos enredados. No le preguntes a una puta cómo se siente, no hagas que te hable de las alcantarillas que desearían besar los pies destrozados por el futuro incierto, no la invites a un café y nada más. Mírala, profundo y con magnetismo, como si de verdad te importase inmolarte al fondo de ese color de guerrilla y más allá de la ropa flúor. En sus ojos estalla la historia más triste del universo, pero ellas se encargan de mantenerlo bien escondido.
| Top ↑ |