viernes, diciembre 25, 2009
Lo empujé hacia la silla con mi pie envuelto en sangre de desenfrenado contenido etílico. Coloqué la pistola entre sus labios, como si mamase el metal, y le sonreí.
Estaba acojonado, sabía que sus días de poderío habían terminado. Y aún así, joder, ese cabronazo estaba teniendo una erección justo al lado de mi uña rojo pasión, vintage.
miércoles, diciembre 23, 2009
Ha dejado mis sábanas atrofiadas, no soy capaz de cerrar los ojos, tengo un cabreo de cojones y el viento se está fumando mi último cigarrillo.
martes, diciembre 22, 2009
Vamos, confía en mí, tan solo soy una buena chica acompañada de malas circunstancias.
domingo, diciembre 20, 2009
Eran insaciables, y autodestructivos, hasta límites que rozaban la psicopatía sentimental.
No es de extrañar que cuando se vieron por primera vez el dolor y el exceso se convirtiese en algo recíproco.
- No volveremos a vernos nunca más, es demasiado peligroso.
Cerró la puerta con brío, y su dedo meñique quedó atrapado sin remedio por el acero blindado. Gritó, sangró, él saboreó sus lágrimas y la arrastró dentro.
No eran capaces de despegarse, y continuaron sufriendo, follando y asesinándose a cada gemido.
Por siempre jamás. Como en un cuento descatalogado.
viernes, diciembre 18, 2009
Sus fuerzas amenazan con desinflarse de un momento a otro, las piernas siguen su marcha caótica debido a ese impulso vehemente, el corazón ha perdido el ritmo y el esternón se ha desencajado, abrierto como un acordeón dado de sí. Pero todavía cuelga de ella su olor.
Así que debe seguir corriendo.
miércoles, diciembre 16, 2009
Lana estaba modelando a toda prisa su look "despeinado con clase" de por las mañanas. Tenía en su contra el movimiento insufrible de los números fosforescentes de su reloj digital, además, se encontraba en un estado nervioso que acabó por partir en dos el endeble peine empapado.
Estaba segura de que esta vez la situación en la unidad familiar había traspasado las fronteras del desastre. Tras el último apoteósico enfrentamiento mamá versus papá los vecinos amenazaron con recurrir a la policía, no se habían escuchado gritos tan penetrantes como esos desde que una plaga de roedores infectos habían tomado el edificio.
Aunque ya, acostumbrada al panorama, se había hecho a la idea de lo que supondría el divorcio y el atosigador régimen de visitas. Viéndolo desde un prisma optimista y esperanzador, teniendo la existencia dividida podría crear un entresijo de mentiras sobre sus concesiones y hacer todo lo que hasta el momento se le había prohibido. El odio contribuía con gusto a facilitar las estrategias maquiavélicas.
Tras cebarse con la sombra de ojos colección "Gangrena" bajó al salón principal, para despedirse sin hacer ruido y poder largarse con la menor brevedad posible.
- Buenos días preciosa.
-Lana, cariño, creo que has crecido unos centímetros, estás estupenda.
- Llego tarde al instituto.
- Ah claro, ¿seguro que no quieres parar a desayunar con tus papis? He preparado huevos, salchichas, comprado cereales, fruta fresca de la sección ecológica...
- No creo que mi estómago esté preparado para eso. Otra vez será.
Cerró con suavidad, la mochila deshilachada cayó de los hombros hasta el felpudo. La incredulidad le hizo asomarse por la ventana a comprobar que la escena anterior no había sido fruto de una dulce pesadilla. Sus dos padres, frente a frente, se sonreían como si hubiesen asistido a un curso que regalaba un lavado de cerebro intensivo. Se preguntó entonces por qué razón era ella la que debía ir cada jueves a la consulta del psiquiatra para controlar sus inusitados cambios de humor. Imperaría la carga genética negativa.
Los pasos se perdieron, ambos adultos suspiraron con tranquilidad. La mujer se deshizo de la chaqueta de lino, bajo la cual asomaba un ceñidñisimo corsé de vinilo brillante. Retornó la fruta de plástico a su respectiva posición decorativa. El hombre arrojó la leche cortada por el fregadero, y devolvió aquellas bolitas naranjas al comedero del alterado hamster. Sacó una barra de labios de su bolsillo del pantalón y los coloreó de rojo putón. Luego cambió sus gestos de hombre respetable por aquellos innatos de fémina delicada. La peluca rubia le fue devuelta, mientras ella se pasaba un paño seco por el cráneo afeitado y completamente cubierto de tatuajes obscenos.
- ¿A quién le toca la casa esta vez?- preguntó ella sacando una pesada cadena de debajo de la mesa.
- Es tu turno, madame.- Las medias rosas delineaban sus piernas musculadas.- Jerry va a llevarme al hotel en que celebra sus aniversarios. ¿No te parece adorable y malicioso?
- Suena bastante bien putita. Aprovecharé para invitar a unos cuantos amigos, todavía no he estrenado esos chismes con colgadores, me muero por hacerlo.
- ¿Crees que la neurótica sospecha algo?- musitó con preocupación fingida.- No se parece un ápice a mí, ni siquiera tiene estilo. Pobre criatura.
- Nada. Somos un matrimonio que ha tenido problemas y acaba de resolverlos. Constituimos la perfecta familia.
- Estructurada, el ejemplo de la sociedad.
viernes, diciembre 11, 2009
- Carlota.- en su voz sigue flotando ese rastro de imperante mandato.- He vuelto.
"Retorna como un veneno que se ha pensado inocuo, como una devastadora epidemia, como la muerte y la agonía cuando pensábamos haberla perdido de vista"
Y es tanta la felicidad que la embarga tras esa sentencia, que la extasia y se enmudece. Decae el rastro de esa nueva independencia adquirida.
jueves, diciembre 10, 2009
Cierra los ojos. Vuelven a hablar sobre el hábitat natural de los ornitorrincos, mencionan la influencia provechosa del clima oceánico sobre los cultivos, rezan para augurar unos buenos resultados académicos.
Coloca la mano derecha sobre el radiador, quema con esa pulsión helada que precede a las ampollas. Conjura unos ojos libidinosos tras unas gafas anodinas, los trajes estrictos y los dedos que tiemblan cada vez que el deseo lo deja en evidencia a partir de signos físicos.
Lame las palabras redundantes y las transforma en peticiones impuras, y los trazos realizados en la pizarra en caricias que toman sus muslos. En azotes.
Los pasos son embestidas, la cabalga, contra esa misma caldera hogareña.
Lo mira, exhala y un botón programado se libera de su respectivo hojal. En primera fila, fingiendo con todas las de la ley ser la alumna excepcional.
Mientras el profesor se descoloca, lanza una mirada desesperada al crucifijo que flaquea en la pared desnuda y agujereada. Y los ornitorrincos flotan entre aguas de pantano estancadas, y las tempestades no requeridas estallan provocando daños irreparables.
Imprevistas y caprichosas.
martes, diciembre 08, 2009
Nunca supo exactamente que le atrajo de ella en un primer momento.
Ni siquiera, demonios, desde el físico hasta su actitud conformaban el antagonista a su alter ego en terreno amoroso. Menuda, esmirriada, blanquecina, con los ojos oscuros siempre acompañados de cercos nauseabundos, muñecas laceradas y guardarropa de una víctima de la segunda guerra mundial.
Justo cuando se cruzó con ella pensó en los campos de concentración nazis, y en los pabellones de descanso para afectados de tuberculosis.
Una enferma del vicio, de la desesperación. Y ahora sabía que no prejuzgó erróneamente, era una mujer imposible, encerrada en sí misma, atacada por su misma existencia. Era la clase de perfil que rechazarían en la más atrevida agencia de parejas.
Se enamoró de ella.
En ningún momento nada fue tan intenso, nada tuvo tanto sentido artístico profundo como cuando la vislumbró entre dos paredes mugrientas que parecían acercarse la una a la otra con ansia. Acostada siguiendo un patrón de ángulos abstractos, con su americana polvorienta rajada, los ojos cerrados, la respiración descompasada y una sonrisa de dientes embadurnados de rojo.
Olvidó el número de la policía, la ambulancia y de su propia madre, que con seguridad acudiría a escudriñar el suceso morboso. Se inclinó sobre el cuerpo por momentos estáticos, aspiró el aroma a dolor y violeta.
Se deshizo en un momento de lo que el llamaba su "inseguridad social", que se traduce en una cobardía extrema que lo atacaba siempre que ponía un pie fuera de su estructurado plan de existencia. La colocó de perfil y la cargó sobre sus brazos, luego llegó lo más dificultoso y decisivo.
- ¿Co...cómo te llamas?
domingo, diciembre 06, 2009
Ayer mis pies amenazaron con suicidarse, andaba cautelosa y ellos gritaban, rugían y trataban de despegarse de mi tobillo aseteado por las marcas de la inexperiencia.
Me senté en el bordillo de un piso tomado por los okupas, coloqué mi bolso-pocilga defediendo de las miradas el rincón que apenas unos minutos antes había explotado y exhibido con entusiasmo. Pudor repentino del pecador.
Las luces de un escaparate lanzaban su último suspiro, un niño se deshacía de un chicle desde la ventana del monovolúmen que compartía con cinco mocosos más, y estaba esa mujer... Su expresión de desconcierto y la quietud de todos sus miembros en ese lugar tan poco adecuado atufaban a Alzheimer en el mayor grado de degradación.
Justo tras mi melena cardada la música atronaba, como bestias del infierno escapando para sembrar el terror. Guitarras, baterías que sonaban a puñetazos y costillas descolgadas. Rock duro, rock de sudor, de sexo y de sustancias mastica conciencias.
No, no estaba totalmente inmóvil. Pude ver como sus rizos compactos se movían de izquierda a derecha, junto con todo su cráneo de piel ajada, marcaba el ritmo, ese mismo ritmo, y su carrito de la compra bailaba con la soltura que ella hubiese deseado.
miércoles, diciembre 02, 2009
Arrancó las etiquetas fosforescentes del espejo, lo emborronó de negro dejando algunos agujeros al reflejo de sus ojos.
Era bella, cínica, frívola, y una puta ineficaz. Como todas aquellas personas excepcionales estaba destinada a morir sola.
lunes, noviembre 30, 2009
Arregláis toda esa ruina con una mano de pintura. Ilúsos.
domingo, noviembre 29, 2009
"Sí, tocó un grupo gótico, la cantacte parecía una zorra sidosa."
Y entonces yo, como una buena futura descarriada atacada por desastres venéreos, sonreí mientras mi entrepierna daba la voz de alarma bajo el vestido sobrio.
sábado, noviembre 28, 2009
Trazas de ser un buen día. Lástima que ahora solo tenga ganas de ahogarme en el lavabo.
viernes, noviembre 27, 2009
La niña escribía con tinta de limón maduro en las cuatro paredes que la rodeaban antes de perder la consciente, de arriba a abajo, al revés, en diagonal, mayúscula, minúscula, con exclamaciones... Dejaba oculto todo lo que verdaderamente sentía y opinaba. Palabras que, en este mundo aparentemente sobrio e incorruptible, estarían fuera de lugar.
El niño robó tres cerilla, una a una, y se hizo con una caja en el suelo de un bar clausurado. Prendió fuego a la habitación con ella dentro, mientras la niña escondía el último fruto del limonero raquítico.
Por un momento, mientras las llamas deshacían las colchas, los juguetes y sus zapatos de viaje, fueron apareciendo todas las confesiones ocultas. Descubrió el mecanismo, casi se arrepintió de hacerlo al leer las desesperadas peticiones de auxilio allí documentadas, en color marron rojizo.
Casi, porque ya había cerrado la puerta y bajado a trompicones la montaña de escalera, mientras se limpiaba las manos teñidas de oscuro cerilla en su uniforme escolar.
jueves, noviembre 26, 2009
¿Contamos anécdotas para alardear de lo interesante de nuestra existencia, o porque esos sucesos significan un cambio posterior en nuestra vida?
No me refiero a "Me escribió su número en una servilleta manchada de chocolate, luego no hizo falta, porque me folló y desapareció para siempre. Era falso, ni siquiera existía. Sí, sí, el número"
Como si siguiera siendo una herína a pesar de haber jugado las pocas cartas a mi favor. Vamos, creo que eres fuerte, lo suficiente para mentir como si ya hubieses alcanzado la madurez.
Resulta más idóneo seguir moviendome sin rumbo, el caso es ganarle la partida a ese atascamiento asfixiante. Y si me toca el hoyo estaré esperándolo con impaciencia.
martes, noviembre 24, 2009
Tan absurdamente feliz que tenía la certeza de que no iba a ser eterno.
sábado, noviembre 21, 2009
Empezó a considerar seriamente en qué se basaba su vida a raiz de un suceso desagradable. Alguien robó su lindo, perezoso y fiel gatito, Eimous.
miércoles, noviembre 18, 2009
Y tenía la muerte prematura grabada en los brillantes ojos juveniles, ella lo había decidido.
sábado, noviembre 14, 2009
La ventana norte.
Pequeña, escondida entre cortinajes para frenar el impulso de la curiosidad, atascada.
Pero ella tenía mucho tiempo que malgastar, la descubrió, tiró la espesa tela plagada de organismos victorianos. El segundo día robó la fuerza de un trozo de pastel de fresa atemporal y pudo abrirla. Ni siquiera se felicitó por el logro, no pensaba que fuese a encontrar nada fuera de lo normal.
Podría decirse que acertó en su sospecha, el paisaje era exactamente igual, incluso resultaba algo incómodo tener que sostenerse en las puntas de los pies contraídos e introducir la cabeza para respirar el aire. Frío, despótico, la sombra. El musgo en los marcos, las huellas imborrables de la lluvia que se había quedado con el color oscuro de la madera. Pero quedaba algo inmaterial, espiritual y misterioso. Algo que quizá emanaba de ella misma y su actitud de escape.
Entonces fue cuando empezó a subir, a hacer un hueco a su cuerpo y a fumar a través de esa ventana. Era su perfecta salida. Le prohibieron ese vicio relajante, el de inhalar humo condimentado.
Allí era posible, pues si desaparecía por espacio de quince minutos nadie llegaría a enervarse. Era su trozo de exterior, gritaba mentalmente, escupía, lanzaba lágrimas e imporperios, se dedicaba a pensar qué haría realmente fuera de esa casa. Represora, anuladora de todo indicio de personalidad definida. Lejos del ambiente en que el amor era directamente proporcional a la dureza de sentimientos. Atisbos inconclusos y estricta rutina en la que nada podía moverse o pestañear sin consentimiento.
Un regalo, o una trampa. ¿Qué mas daba eso? Ella, a cada momento se dejaba escapar. Un brazo, una pierna, los labios. Todo figurado, pero asomada a la ventana norte, a cualquier hora, la libertad construía sus mansiones endebles con cada vez más precisión.

viernes, noviembre 13, 2009
- No sabes las ganas que tengo de follarte.
- No sabes con cuanta fuerza me estoy conteniendo para no borrarte esas ganas por mi propia mano.
martes, noviembre 10, 2009
Y solo pienso en tí durante esa fracción de tiempo en la que se consume un orgasmo.
lunes, noviembre 02, 2009
Ahora me muevo en los límites de un subjetivismo subrealista que poco tiene de revelador. Más bien es un pasatiempo salvavidas.
Mientras intento prestar atención a una canción de americano siseante y tú haces cabriolas al otro lado de la ventanda pretendiendo ejercer por una sola vez de manitas en tu casa. Pero la cortina de la ducha sigue arrugada en el fondo de la bañera que no llego a alcanzar con la mirada, además, no es un objetivo que remueva mi ambición.
Están cayendo hojas en mi barro pisoteado, hace calor y es noviembre, tengo el claro presentimiento de que nos estamos yendo a pique.
Por ahora deja caer también la toalla y tendré motivos suficientes como para alejarme de las reflexiones catastrofistas.
domingo, noviembre 01, 2009
Se había mandado construir un muro separatorio, simplemente por protección necesaria. En una cara mostraba enredaderas floreadas con sus entrecruzamientos cariñosos, la otra destilaba tinta de las numerosas pinturas tanto amenazadoras como patéticas.
Ambas eran la representación de cada mitad. Todo lo regía el orden de la clasificación. Media ciudad había sido bendecida por los hilos de Dios, la otra pedía auxilio en su caída al angosto precipicio.
En una se escuchaba música, se reía, se observaba con atención y entretenimiento al cambio y la variedad de colores en el cielo. Se vivía porque se elegía y era una experiencia inolvidable. En la otra cada paso hacia la madurez o la tumba constituía una herida abierta en un trozo de carne plagado de nervios eléctricos. Las escasas manifestaciones astísticas eran un canto a una misericordiosa eutanasia. A la luz todo era espléndido, las relaciones iban dejando crecer sus brotes como gotas de agua se infiltran en un tejido poroso. Bajo la oscuridad se sucedían crímenes cada vez más perversos y retorcidos, evolución en pirámides contrapuestas.
Hasta que en uno de los cerebros concebidos para aguantar lo indecible germinó el inconformismo como un latigazo contundente.
La chica desgraciada se acercó al muro, lo miró desafiante, lanzó unas cuantas piedras con rabia y después se decidió por completo. Acarreró cubos de pintura reseca, de tonos mortecinos, construyó una caótica torre y confiando en la posible inexistencia del destino se encaramó a ella.
Un golpe de suerte, una oración hacia el lado equivocado, fue capaz de llegar a la cima y contemplar los dos mundos. Luego gritó incoherencias y alguien le respondió. Un chico, perfumado, peinado, vestido siguiendo una armonía innata. Sonrió, ella enmudeció. Y el muro pareció resquebrajarse.
sábado, octubre 31, 2009
Marla que se viste lentamente y se desnuda en un suspiro, haciendo de las cremalleras pistas de carreras para bólidos sin frenos. Luego escucha la televisión sin verla, se acuesta con una radio de los años cincuenta que vibra como si fuese un corazón justo sobre el suyo. Al levantarse tiene las marcas del enrejado y de los botones.
Come chocolate encima de su cama, mientras devanea y nadie nunca derriba su puerta a timbrazos.
martes, octubre 27, 2009
Incluso mi cigarro tiene un boquete a la altura del corazón, y ya no sé como fumarlo...
domingo, octubre 25, 2009
Oh, es todo tan maravilloso que creo que estoy a punto de llorar cristales de Swarovski.
sábado, octubre 24, 2009
Es el mismo y anticuado juego, creer que eres especial y complicarte para demostrarlo y dejarlo claro a cualquiera. Stop.
Incluso las manías están muy vistas. Somos del montón.
sábado, octubre 17, 2009
Quizá vomito para deshacerme de toda la mierda que he tenido que tragar forzosamente.
viernes, octubre 16, 2009
Si alguna vez has amado de forma inconsciente significa que vas a ser capaz de salvar tu alma.
domingo, octubre 11, 2009
Menos mal que por fin se nos ha otorgado la manifestación de la claustrofóbica pulsión contradictoria.
Llamadla como os plazca.
jueves, octubre 08, 2009
Aceptación, apoyo, respeto. Já! Permita que me carcajee irónicamente unos segundos.

Ella es agnóstica, o atea, o quizá deísta, no ha tenido tiempo aun de clasificarse. Ni ganas de hacerlo, no me hace falta, no lo necesita para empezar a sentirse mejor persona o para dejar de ser una pérfida influencia.
Viva en el seno de una familia católica, aunque no del todo practicamentes, de derechas hasta la médula y que podrían considerarse militantes de la causa. Ella, por el contrario, tiene flujos volátiles y libres de ideas abstractas que se acercan al anarquismo. No cree en las barreras e intenta ser tolerante.
Todo iría como la seda si no fuese por la presión establecida entre las paredes de la unidad familiar. Por el continuo martilleo de reproches que no llega a comprender.
Dejó de ir a misa porque, a parte de no entender el objeto de aquella manifestación religiosa, se sentía completamente fuera, ajena a la homilía, a los rezos a los cantos. Incluso a las inofensivas figuras de éxtasis y dolor. Eso provocó un gran disgusto, una charla, las lágrimas de su abuela. Ella no sintió que su alma se pudriese, ni que el demonio la agarrase de los pies para llevársela, nada cambió.
Su madre le pidió que asistiera a clases de preparación a la confirmación. Ella, fiel a su clara concepción del mundo se negó. Primero fue un no educado, luego se sucedió otra maraña de gritos sin sentido. Ella empezaba a estar confusa, no porque Dios le llamase la atención desde su corazón, si no porque no entendía cómo algo tan sencillo, la ausencia de fe, caía con tanto impacto.
Un día decidió quedarse estudiando mientras sus compañeros de clase, no todos, celebraban la misa de apertura. He olvidado mencionar que su colegio era católico, al menos aceptaba rezar a cada comienzo de clase.
La noticia de aquello no hizo si no enervar a su madre, que bramó y estuvo a punto de sancionarla con aquello. Ella replicaba una y otra vez, intentando hacerse escuchar. Intentando en vano que ella comprendiese su forma de pensar. Inútil, su madre pidió que cayase en el colegio su condición de atea, como lo llamó ella, alegando que aquello era una falta de respeto.
Ella se pregunta por qué. ¿Desde cuando sincerarse, desde cuando presentarse completamente como persona es una falta de respeto? ¿Es que acaso su desapego a la religión ha causado la muerte de cincuenta familias cristianas por las represalias? ¿Es que la publicación de las ideas provoca úlceras en estómagos ajenos?
¿Dónde queda el progreso?
Y sí, como se podrá comprobar ella soy yo. Es cierto. No creo no en la Iglesia, ni en ningún otro tipo de religión establecida. No es algo que haya elegido por rebeldía, es un hecho objetivo.
No tengo por qué fingir que me interesan las misas ni que creo con fervor por estar en un colegio católico, tampoco he elegido inscribirme a tal o cual institución.
No hablo, no he hablado mal de la Iglesia como colectivo y de las demás religiones, así que nunca comprenderé a quien estoy ofendiendo.
Cristianos, católicos, musulmanes, judíos no me ofenden siempre que no se dirijan a mí de forma peyorativa o critiquen destructivamente mi comportamiento.
Intento ser una buena persona, no soy perfecta y muchas veces la cago, pero me guío siguiendo unos valores morales que me han sido inculcados así que no me hace falta la religión. Es simple, no la necesito, no la tengo. No me entristece no creer en la Biblia, ni tampoco dejar de pensar que hay un Dios que juzga nuestras acciones. Yo puedo juzgarme.
Pero no entiendo y no entienden, se pierde la comunicación y se llega a los malos modos.
¿Ah sí? ¿Este es el famoso siglo XXI de la Modernidad? No, no me había dado cuenta.
domingo, octubre 04, 2009
Odio la vida moviendose frenética en mitad de un día plano.
jueves, octubre 01, 2009
La chica desaparecida, en faloras, en papeles arrancados, lamidos por la lluvia y la porquería.
La chica a tus pies frente al metro, es tan bajita, es tan pequeña, que si no vistiese como un ejecutivo cualquiera la confundiría con la hermana pequeña de aquella mujer atareada, o su hija. Ella no se encoge, alza los hombros, la cabeza, como si quisiera retar a cualquiera que se atreva a cuestionar su estatura, o sus rasgos. O su cutis luminoso de melocotón en almíbar, o los piececitos serenos y rosados, o las manos de dedos largos y uñas devastadas.
Chica perdida de camino a un bar, chica de rodillas, chica que besa mordiéndo y muerde la comida como si la besase, con cariño, saborea la fresa y la esencia de menta en las chocolatinas que le regala una camarera lesbiana, además de sus proposiciones indecentes.
La chica endeble, usable e imperecedera, la chica que asiente entrecerrando los ojos, que insulta con el gesto vuelto para que nadie vea lo que le tiembla la cara redonda.
La chica que patea sin llegar a abollar los coches sucios, que intenta pasear a un pájaro y convertirlo en una atracción de circo, y lee revistas al revés para buscar mensajes subliminales o sentidos ocultos, algo dedicado unica y directamente a ella.
Ella egoísta, atolondrada, de inteligencia desvaída y egocentrismo distraído, se le han perdido los "yos" en los bolsillos llenos de números de teléfono.
Que es delgada, delgaducha, de extremo y obsceno hueso marcado, de brillo en la piel tirante, de piernas que son patas de araña angulosas. Que tienta el viento a violarla y penetrar sus recovecos, por eso roba zapatos masculinos y llena los huecos de piedras, para quedarse adherida al suelo.
Odia los ángeles y las formas abstractas en las nubes que ella nunca consigue distinguir, cortaría sus alas y su flotabilidad, apegada a la tierra. A los vicios, a los desastres, a la mala vida y al dolor profundo de trozos de instante desperdiciados.
Colecciona fracasos amorosos, y es ambigua.
¿He mencionado ya que es pequeña?
Lo es porque todavía lleva a sus espaldas sacos de inocencia.
martes, septiembre 22, 2009
Clases despanzurradas, desperdiciadas, gastadas solamente para compreder llanamente que lo ajeno no nos pertenece y jamás lo hará.
Con toda seguridad me gustaría ser capaz de afirmar, rotundamente, a modo de sentencia, que me importan todos (eufemismo de esa nada individual con patas de personas) una mierda que ha vivido tiempos mejores.
Utilizando el condicional soy una maestra de infarto.
No quedaba nada, la tele se había vuelto un compuesto más monotono aún, habían clausurado la tierra de nadie levantando una antipática valla con alambre de espino por marido y, además de todo eso, su pelo estaba cambiando de color. Se tornaba acuoso, espeso, poseso, maltrecho.
domingo, septiembre 20, 2009
Por eso decidió permanecer en el abrazo,en la calidez nunca sexual de su cama individual. Cubierta de mantas y edredones de plumas de ganso cazado al vuelo, bajo cuyo colchón no se encontraría algún guisante si no entradas desechadas de un diario anoréxico.
sábado, septiembre 19, 2009
Hace tiempo he descubierto que esa maleta cubierta de sellos y pasaportes sellados, la enorme barata y vieja no contiene más esperanza en su interior. Ha caducado antes de lo que prometía en su fecha infinita. Ahora toca salir de la habitación donde nos recluíamos las dos juntas, donde buscaba desentrañar los secretor heredados. Vacía tengo que llevármela conmigo a algún sitio cuyo nombre sea difícil de pronunciar y no haya filmado anuncios atrayendo turistas, debo llenarla y tras ese doloroso viaje legarla a cualquiera que haya cambiado los objetivos por la apatía.
Se acercó al mostrador, la quinta o sexta vez que aparecía por allí sin que le temblase la voz o pareciese una niña desconfiada a las órdenes de un mandatario tirano.
Ese sitio le daba confianza y alas a la extraña madurez, pero aquel día era especial. Resulta estúpido estar hablando de lo que iba a conseguir, como si llegase a una reliquia que por fin le pertenecía legitimamente. Nada recomendable, pero era un paso hacia la definitiva independencia. El chico que siempre la atendía ya estaba mirándola, con la duda y el deber bailando de ojo a ojo y cayendo finalmente por algún trozo de perilla descolocado. Se estaba jugando mucho por aquella chica, su trabajo salvador, su ética, hacía algo ilegal, aunque sabía que no era el único que se beneficiaba de los chicos menores de edad en la venta de aquello.
Ellos eran una ganancia, su adicción una cantidan considerable y habitual en la caja de efectivo. La recuperación a esas edad quedaba lejana por factores potentes, entre los que estaban la pose, el estilo y la imagen que proporcionaban.
- ¿Me das un paquete de fortuna mentolado?.- pidió con autoridad mientras desplazaba el flequillo espeso que cegaba una de sus pupilas. Él se debatió, dio una vuelta, atrapço el objeto de deseo y lo colocó sobre la mesa sin liberarlo aun de sus dedos finos, de pianista en paro.
- ¿Cuántos años tienes?.- Ella frunció el ceño, lo enfrentó cara a cara desviándose su mirada durante una milésima a la lustrosa caja blanca. Luego se relajó, se mordió el labio inferior dejando un apetitoso y diminuto reguero de saliva, y sonrió sin enseñar los dientes ávidos. La sonrisa de triunfo.
- Hoy es mi cumpleaños, estás de suerte.- pagó en un suspiro, resguardó el paquete en un bolsillo de su gabardina ancha, seguía esbozando el gesto burlón, descolocando al dependiente una vez más.
Se fue desechando una despedida articulada por palabras comunes y él de pronto se encontró embriagado por un blando sentimiento desvalido. El juego del riesgo, de la escenificación había acabado. Ya no quedaría la tensión y el cosquilleo durante el proceso, ni la mirada ajada del dueño del establecimiento intentando no reparar en lo incorrecto. De pronto se preguntó por qué él había comenzado a fumar, por qué seguía recluído allí esperando toda su vida a alguien como ella para hacerle ese favor, más bien parecido a atarle una soga al cuello. Quiso quemar el estanco, quiso ir tras ella, tirar sus cigarros a la carretera en su último estado de gestación e invitarla a dar un paseo en el que las manos no quedasen mancilladas por el humo, ni el sabor de la saliva inconsciente en los labios.
viernes, septiembre 18, 2009
Malvavisco es obsesiva compulsiva, compueba siempre si las persianas están echadas o si alguien puede estar observándola discretamente. Prepara café, durante quince minutos exactos, cronometrados, arroja dos cucharadas y tres granos de azúcar, siempre morena y espesa.
Se peina dando sesenta golpes de cepillo, algo menos que las princesas, se lava los dientes eimpre con pasta de color morado que encuentra en una tienda de artículos extranjeros, sin sabor. Duerne de cara a la pared, y jamás cambia la postura, aunque los miembros de su cuerpo se duerman con el pinchazo cosquilleando y pidan a gritos dar la vuelta. Le da miedo la idea de que alguien cruce la puerta de su cuerpo y la mire a los ojos directamente.
Se da crema en las manos al menos cuatro veces al día, dobla y coloca toda su ropa siguiendo codigos inventados por ella misma. Siempre intenta caminar siguiendo un ritmo, con el pie derecho como dominante. Cuenta hasta diez antes de meterse en la ducha, hasta ocho antes de apagar la luz, hasta seis cuando entra en cada y puede pisar descalza el suelo de parqué. Coloca a su gato sobre el regazo y le acaricia el pelo de la cabeza a la cola, nunca al revés. Siempre que escribe cartas coloca cientos de sellos y comprueba varias veces si el sobre se encuentra perfectamente ubicado en el buzón. Odia el desorden, odia lo inesperado, odia la ausencia de planes y odiaría que alguien viniese a revolverlo todo para fastidiarla.
Lástima que Ameba la observe divertido y lance bolas de papel desde su ventana, con mensajes ocultos.
Me duele la respiración agitada arriba, en los pulmones. Tengo los brazos agarrotados en una postura que intenta agarrar, o atrapar. La piernas no responden. El corazón se ha hundido y solo los ojos tienen vaivenes en los cuales buscan reconocer algún trazo.
lunes, septiembre 07, 2009
Soy lista, pero no soy tan retorcida como tú preciosa.
domingo, septiembre 06, 2009
Siento la irrefrenable-indeseable necesidad de lamerte los labios con mi lengua cargada de ceniza hirviendo.
jueves, julio 30, 2009
La niña que destilaba una ferviente hiviente fe hacia las hadas se quedó ciega en una de sus visiones tan fantásticas como perturbadoras. Veía los cuerpos de aquellas majestuosas criaturas aparecer desde el fondo inmenso, el fondo íntimo del bosque, acercarse batiendo las alas delicadas. Unas alas vidriosas como cristal translúcido a través del cual se perciben los objetos y los rostros de forma engañosa. Rematadas por hilos vegetales formando remolinos, espirales, uniendo las partes abstractas entre sí para dar lugar a un conjunto sorprendente. No solamente los artilugios voladores.
En sus pieles se disolvían y entremezclaban uno a uno los colores de lo latente, el agua estancada de los pantanos, el musgo del Norte, las cortezas podridas hábitat de insectos inseguros. Todo aquello que aparente estar muerto y sin embargo deja oir su lento compás de vida ralentizada. Los ojos completamente oscuros, plagados de brillos acuosos semejantes a estrellas ahogadas.
Sus miembros eran anoréxicos y presumían de su habilidad para contorsionarse, doblarse en cualquier ángulo. Tornarse del mismo tono que un grupo de arbustos para pasar desapercibidas, doblar y triplicar la velocidad de vuelo para desaparecer dejando a su paso una estela de frescos inconfundible.
La niña se limitaba a mirarlas, ellas se sentían orgullosas de mostrar sus capacidades sobrehumanas. Pero el peligro lanzó su ancla en poco tiempo. Así, la pequeña, envuelta en su ilusión inocente, tan sumisa, vio como cada día precisaban sus ojos un enfoque mayor para captar la actividad "mágica". Fruncía el ceño frustrada, se encaramaba con violencia y berrinche a su silla de cojín acolchado. Hasta que el negro dominó en la escala de colores, como rey dominante, astuto con sus armas demoledoras.
miércoles, julio 29, 2009
Odio saber que hay historias maravillosas, emocionantes, que quedan por vivir en cientos de nacimientos y muertes, y esa entelequia solo tendrá cabida en mi enredada mente.
Queda la realidad tan sombríamente imprevisible, la mala suerte, los fracasos difíciles de superar por haber sido subida al cielo por el ego acaramelado.
lunes, julio 27, 2009
- Tu cuerpo y mi amor, un trato en el que ambos salimos ganando.
-
Si me quisieses no tendrías esa obsesión por mi cuerpo y el resto del tiempo me aparcases como una videoconsola obsoleta. No eres capaz de darme amor.
- Amor...según la idea de los creyentes es la fuerza que nos une hacia un camino eterno en el que se llena el mundo de críos desagradecidos. Ahí actúa el sexo, lo primitivo, lo básico. El resto es un puto cuento, deja de ser una ilusa y entrégate a lo que funciona.
-
Yo creo en él y por eso he dejado de buscar en tí esa meta. Voy a irme.
- Oh, la preciosa muñequita, la princesa tiene delirios de grandeza en este mundo lastimado. ¿Quién quieres ser? ¿Julieta Capuleto? Juguemos pues. En esta vida Romeo no se arriesga, sube a la ventana de la enamorada estúpida y se la folla sin más. Luego se casa con una de los suyos y tendrán una vida normal. Julieta se suicida sola. Ves, es mucho más fácil desvestirte y tumbarte en esa cama, ni siquiera hay compromisos de honor de por medio.
sábado, julio 25, 2009
Soy Martina, tengo 115 años y una mala ostia que asciende a milenios en un extraradio cósmico paralelo. Mis ojos son del color de un chicle que lleva veinte horas siendo masticado a conciencia y mi pelo es como el estómago de un caimán abierto en dos. No espero demasiado de la vida, odio la vida y su explosión de colores y ñoñerías que acaban en los estertores agónicos. Escribo aquí porque me da la gana y quiero conocer a un fracasado. Incluso me vale una fracasada con aspecto viril. Llama. Me suicidaré de todas formas auqnue no lo hagas.

Carlo, en la flor de la vida, cuerpo recio, estatura más que aceptable. Ojos azules, pelo rizado y corto. Me gusta la música ambiental y sueño con tus brazos.

Me llamo Sanchez, es mi apellido, porque todo el mundo me conoce así. No voy a andarme con rodeos, solo quiero follar. Me dan igual las conversaciones románticas, las citas y todo los elogios que hacen al amor, a la mierda el amor. Tengo edad suficiente como para estar casado y encuentro mi cama bastante desierta. Es fácil, rápido y sin compromisos, soy igual que las ofertas de teletienda. Ah, y no tengo por costumbre comentar mis anécdotas sexuales con los colegas, soy discreto.

Estoy desesperada, me llamo Mimi, diminutivo de Miriam. Soy alta, mi pelo es liso y rubio, del tono de la miel, mis ojos son casi del mismo color. Tengo pecas alrededro de la nariz, y estoy delgada, muy delgada. Mi pecho es estupendo, ni demasiado grande ni diminuto. a pesar de todo eso y de mi caracter nada complicado no soy capaz de encontrar a la persona adecuada. Busco a alguien sencillo y afable, que se preste a escucharme y no busque el placer como objetivo fundamental. Quiero paseos, salidas, besos, quiero compartir mi vida. ¿Es tanto pedir? Llama si buscas lo mismo que yo. Dulces besos.




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