lunes, noviembre 30, 2009
Arregláis toda esa ruina con una mano de pintura. Ilúsos.
domingo, noviembre 29, 2009
"Sí, tocó un grupo gótico, la cantacte parecía una zorra sidosa."
Y entonces yo, como una buena futura descarriada atacada por desastres venéreos, sonreí mientras mi entrepierna daba la voz de alarma bajo el vestido sobrio.
sábado, noviembre 28, 2009
Trazas de ser un buen día. Lástima que ahora solo tenga ganas de ahogarme en el lavabo.
viernes, noviembre 27, 2009
La niña escribía con tinta de limón maduro en las cuatro paredes que la rodeaban antes de perder la consciente, de arriba a abajo, al revés, en diagonal, mayúscula, minúscula, con exclamaciones... Dejaba oculto todo lo que verdaderamente sentía y opinaba. Palabras que, en este mundo aparentemente sobrio e incorruptible, estarían fuera de lugar.
El niño robó tres cerilla, una a una, y se hizo con una caja en el suelo de un bar clausurado. Prendió fuego a la habitación con ella dentro, mientras la niña escondía el último fruto del limonero raquítico.
Por un momento, mientras las llamas deshacían las colchas, los juguetes y sus zapatos de viaje, fueron apareciendo todas las confesiones ocultas. Descubrió el mecanismo, casi se arrepintió de hacerlo al leer las desesperadas peticiones de auxilio allí documentadas, en color marron rojizo.
Casi, porque ya había cerrado la puerta y bajado a trompicones la montaña de escalera, mientras se limpiaba las manos teñidas de oscuro cerilla en su uniforme escolar.
jueves, noviembre 26, 2009
¿Contamos anécdotas para alardear de lo interesante de nuestra existencia, o porque esos sucesos significan un cambio posterior en nuestra vida?
No me refiero a "Me escribió su número en una servilleta manchada de chocolate, luego no hizo falta, porque me folló y desapareció para siempre. Era falso, ni siquiera existía. Sí, sí, el número"
Como si siguiera siendo una herína a pesar de haber jugado las pocas cartas a mi favor. Vamos, creo que eres fuerte, lo suficiente para mentir como si ya hubieses alcanzado la madurez.
Resulta más idóneo seguir moviendome sin rumbo, el caso es ganarle la partida a ese atascamiento asfixiante. Y si me toca el hoyo estaré esperándolo con impaciencia.
martes, noviembre 24, 2009
Tan absurdamente feliz que tenía la certeza de que no iba a ser eterno.
sábado, noviembre 21, 2009
Empezó a considerar seriamente en qué se basaba su vida a raiz de un suceso desagradable. Alguien robó su lindo, perezoso y fiel gatito, Eimous.
miércoles, noviembre 18, 2009
Y tenía la muerte prematura grabada en los brillantes ojos juveniles, ella lo había decidido.
sábado, noviembre 14, 2009
La ventana norte.
Pequeña, escondida entre cortinajes para frenar el impulso de la curiosidad, atascada.
Pero ella tenía mucho tiempo que malgastar, la descubrió, tiró la espesa tela plagada de organismos victorianos. El segundo día robó la fuerza de un trozo de pastel de fresa atemporal y pudo abrirla. Ni siquiera se felicitó por el logro, no pensaba que fuese a encontrar nada fuera de lo normal.
Podría decirse que acertó en su sospecha, el paisaje era exactamente igual, incluso resultaba algo incómodo tener que sostenerse en las puntas de los pies contraídos e introducir la cabeza para respirar el aire. Frío, despótico, la sombra. El musgo en los marcos, las huellas imborrables de la lluvia que se había quedado con el color oscuro de la madera. Pero quedaba algo inmaterial, espiritual y misterioso. Algo que quizá emanaba de ella misma y su actitud de escape.
Entonces fue cuando empezó a subir, a hacer un hueco a su cuerpo y a fumar a través de esa ventana. Era su perfecta salida. Le prohibieron ese vicio relajante, el de inhalar humo condimentado.
Allí era posible, pues si desaparecía por espacio de quince minutos nadie llegaría a enervarse. Era su trozo de exterior, gritaba mentalmente, escupía, lanzaba lágrimas e imporperios, se dedicaba a pensar qué haría realmente fuera de esa casa. Represora, anuladora de todo indicio de personalidad definida. Lejos del ambiente en que el amor era directamente proporcional a la dureza de sentimientos. Atisbos inconclusos y estricta rutina en la que nada podía moverse o pestañear sin consentimiento.
Un regalo, o una trampa. ¿Qué mas daba eso? Ella, a cada momento se dejaba escapar. Un brazo, una pierna, los labios. Todo figurado, pero asomada a la ventana norte, a cualquier hora, la libertad construía sus mansiones endebles con cada vez más precisión.

viernes, noviembre 13, 2009
- No sabes las ganas que tengo de follarte.
- No sabes con cuanta fuerza me estoy conteniendo para no borrarte esas ganas por mi propia mano.
martes, noviembre 10, 2009
Y solo pienso en tí durante esa fracción de tiempo en la que se consume un orgasmo.
lunes, noviembre 02, 2009
Ahora me muevo en los límites de un subjetivismo subrealista que poco tiene de revelador. Más bien es un pasatiempo salvavidas.
Mientras intento prestar atención a una canción de americano siseante y tú haces cabriolas al otro lado de la ventanda pretendiendo ejercer por una sola vez de manitas en tu casa. Pero la cortina de la ducha sigue arrugada en el fondo de la bañera que no llego a alcanzar con la mirada, además, no es un objetivo que remueva mi ambición.
Están cayendo hojas en mi barro pisoteado, hace calor y es noviembre, tengo el claro presentimiento de que nos estamos yendo a pique.
Por ahora deja caer también la toalla y tendré motivos suficientes como para alejarme de las reflexiones catastrofistas.
domingo, noviembre 01, 2009
Se había mandado construir un muro separatorio, simplemente por protección necesaria. En una cara mostraba enredaderas floreadas con sus entrecruzamientos cariñosos, la otra destilaba tinta de las numerosas pinturas tanto amenazadoras como patéticas.
Ambas eran la representación de cada mitad. Todo lo regía el orden de la clasificación. Media ciudad había sido bendecida por los hilos de Dios, la otra pedía auxilio en su caída al angosto precipicio.
En una se escuchaba música, se reía, se observaba con atención y entretenimiento al cambio y la variedad de colores en el cielo. Se vivía porque se elegía y era una experiencia inolvidable. En la otra cada paso hacia la madurez o la tumba constituía una herida abierta en un trozo de carne plagado de nervios eléctricos. Las escasas manifestaciones astísticas eran un canto a una misericordiosa eutanasia. A la luz todo era espléndido, las relaciones iban dejando crecer sus brotes como gotas de agua se infiltran en un tejido poroso. Bajo la oscuridad se sucedían crímenes cada vez más perversos y retorcidos, evolución en pirámides contrapuestas.
Hasta que en uno de los cerebros concebidos para aguantar lo indecible germinó el inconformismo como un latigazo contundente.
La chica desgraciada se acercó al muro, lo miró desafiante, lanzó unas cuantas piedras con rabia y después se decidió por completo. Acarreró cubos de pintura reseca, de tonos mortecinos, construyó una caótica torre y confiando en la posible inexistencia del destino se encaramó a ella.
Un golpe de suerte, una oración hacia el lado equivocado, fue capaz de llegar a la cima y contemplar los dos mundos. Luego gritó incoherencias y alguien le respondió. Un chico, perfumado, peinado, vestido siguiendo una armonía innata. Sonrió, ella enmudeció. Y el muro pareció resquebrajarse.
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