martes, septiembre 02, 2014
El estoicismo nunca se me ha dado bien. Me estoy derritiendo debajo de la coraza, hace un calor de sol anaranjado en un póster sobre la magnífica existencia en Miami Beach. De esos que te hacen imaginarte paseos a pie de playa por los que transcurren patinadoras macizas en bikinis de colores. Aunque el interior de mi corazón se parece más bien al rastro pegajoso que deja un chicle grisáceo en una acera a 40 grados a la sombra. Mal que bien hay que aceptar que, desde una perspectiva real nada es lo suficientemente mágico. La estela hollywoodiense acerca de las apariencias sin fallos está decayendo...

0 pildoras alucinógenas:

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