sábado, marzo 13, 2010
Aquella sala de baile escondida en un emplazamiento subterráneo era el agujero donde iban a parar los bellos mentirosos patológicos. Allí, bajo una densa atmósfera de humo y charleston, la insatisfacción se enmascaraba provocando deseo instintivo, se canalizaba el odio a base de taconazos y libidinosos alzamientos de falda, y el dolor de corazón parecía curarse abriéndose de piernas contra alguna de las columnas que servían de soporte. Todos tenían conciencia interiormente, de que las vivas melodías que parían los gramófonos eran tan solo un adelanto de lo que escucharían durante su desafortunado suicidio.

0 pildoras alucinógenas:

| Top ↑ |