jueves, septiembre 16, 2010
Llámala Margaret de lunes a viernes. Margaret extremadamente delgaducha y de pelo corto, pero femenina guardando sus huesos prominentes en vestidos y faldas coloridas. Cinco días a la semana su voz es como el gorjeo de un pajarillo moribundo, y su pose la de una bailarina dramática, dulce y sinuosa hasta la extenuación. El miércoles comparte cama con Timothy Cane bajo tres kilos de dosel rosa, y se niega en rotundo a practicar sexo anal, pero él no quiere romper a esa muñequita. Toma helado de fresa y escucha música clásica en el coche.
El sábado duerme hasta las seis de la tarde, y cuando despierta ha sufrido la metamorfosis. Se bautiza como James arrullada por agua a casi 50º C. Borra el tono rosado de los labios y se venda los pechos minimalistas. Rescata la chupa de cuero de las profundidades del perchero, y los pantalones ajustados que tuvo que encargar a medida. Lleva un paquete de tabaco negro en uno de los bolsillos y al arrancar el coche con expresión de rebelde sin causa esconde el disco de Bach en la guantera, junto a sus ligas de encaje. James se mueve con una agresividad melódica, y no ha escuchado hablar nunca de un correcto Tim. Recorriendo bares de mala muerte busca a alguna Candace, Jamie o Rita.

2 pildoras alucinógenas:

Soñadora E dijo...

Lo que hace la metamorfosis... No me canso de leer tus textos :)
Un beso!!

Anónimo dijo...

me encanta este texto eh, al igual q todos los otros :P
me gustaría ver como imaginas a tu querido James-margaret xD
te quiero

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