Oh sí, eso si era una tremenda casualidad, certera. Acababa de encontrarlo, y hasta su crítico nombre de usuario me resultaba sexy. Ponía mis oídos a cien y las pastillas ácidas de su lengua, escasas, habían removido mi pequeño corazón inexperto como un acertado puré de gusanos.
Quería. Si. Tanto que, tenía que intentarlo al menos, desplegaría mi miserable estilo alternativo.
No iba a dejar escapar la oportunidad de convertirme en su putita sifílítica adolescente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
| Top ↑ |
0 pildoras alucinógenas:
Publicar un comentario