domingo, junio 06, 2010
Está sentada frente a la consulta, lleva un vestido azul desvaído, rasgado y combinaciones siniestras de rojo bermellón y púrpura clavadas en la piel. Tiene dos goteras, una a la altura de la ceja, que comunica con la segunda, arriba de las dos paletas ligermente separadas. No lleva zapatos. Frank se vuelve hacia ella y contiene el escape de sirope de eritrocito, está hipnotizada. De repente es un maniquí del museo de los horrores, incluso brilla a la luz de los fluorescentes. El mentalista chasquea los dedos y parpadea, está en un escenario de gallinas concurrido, se ahueca el recogido impresionante, mancha el micrófono de rojo. Habla. Frank no pertenece al género gallus, pero se ha colado usando magistralmente las migas de su bolsillo.Ha olvidado el texto, el hombre vestido de espía sube y susurra a su oído "vamos, tienes que contarles la historia", agarra su brazo, se escucha un crack anatómico, se abre y cierra el telón, lleva un vestido carmín.
- Blancanieves consume intencionadamente fertilizante, Cenicienta se rompe la nuca durante la ceremonia nupcial por el tacón defectuoso, Julieta se atraviesa las entrañas antes de que llegue Romeo. Y yo..., he tropezado, no era mi intención.

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